Para nadie es un secreto que la autoestima se fundamenta en el amor; de hecho, es parte de su definición. Y cuando hablamos de amor, usualmente viene a nuestra cabeza un hermoso sentimiento, que es positivo, dulce, que nos inspira y nos llena de felicidad. Decimos que el amor todo lo puede, que el amor es lo que hace, que el mundo funcione y que vivamos con alegría en nuestro corazón y pensando siempre en la persona amada.

Sin embargo, es necesario diferenciar el amor sentimental del amor maduro. Muchas personas tienen dificultad para amarse porque no tienen claro qué es el amor. Creen que el amor es como cuando uno está enamorado, una serie de emociones positivas que inspiran una sensación de llenura indescriptible. Creen que el amor es mirarse horas al espejo, admirando lo que ven; y realmente lo único que perciben es un conjunto de defectos, flaquezas y limitaciones, que afectan más la autoestima.
Pero la esencia del amor es muy diferente. Es una decisión, algo que decides hacer, no algo que debes sentir. Estos sentimientos no definen al amor maduro; se pueden tener, pero no son su fundamento. No tiene nada de malo en sentir cosas, pero por muy satisfactorias que sean las emociones, no son lo que sustenta al amor maduro. Y así mismo, el amor propio se dificulta cuando estamos convencidos de que debemos tener sentimientos similares.
Cuando amamos a una persona, decidimos amarla, aceptarla como es, ayudarla en su crecimiento, perdonarla, y entregarnos para beneficio de esa persona. De la misma manera ocurre con el amor propio. Cuando te amas, aceptas quién eres, soportas tus debilidades, reconoces tu valor y tu importancia en el mundo, permitiéndote verte de forma objetiva. No puedes esperar a tener sensaciones para despertar en ti el amor propio. No es necesario adularte o decirte frases que ni siquiera se sabe si son ciertas o no, pero sí debes entender que es necesario que aceptes todo de ti y que decidas este amor maduro.
¿Y qué incluye el amor-decisión? Amarte a ti mismo implica: soportar tus limitaciones y debilidades; no agredirte a ti mismo por estas flaquezas; aceptarte completamente, lo bueno y lo malo; hacerte bien a ti mismo, ser bondadoso y benigno contigo; cuidarte en todas las áreas de tu vida; verte de forma objetiva, reconociendo tus habilidades y talentos, pero sin ver a otros como menores; tener un lenguaje propio sano, sin insultarse ni destruirse con los comentarios; tomar un tiempo para ti mismo, cuidando tu bienestar; alegrarte cuando tengas triunfos y logros, sin minimizarlos; creer en ti, esperar lo mejor de ti; confiar en tus capacidades; entre otras cosas.
Y debes tener en cuenta algo muy importante, y es que no se requiere que hagas o seas algo específico para ganarte este amor. Así como cuando amas a un hijo, este no tiene que hacer nada para ganarse o merecerse tu amor; de manera similar, no debes pensar que debes hacer algo o tener una serie de características o logros que hace que merezcas tu propio amor. Tú lo decides y ya, no debes esforzarte por ganarte este amor tan valioso. No tienes que buscar razones para amarte, lo haces porque eres tuyo(a) y te perteneces, y esto es motivo suficiente.
×

Hello!

Click one of our contacts below to chat on WhatsApp

× ¿Necesitas ayuda?